junio 27, 2020 ¿Qué tanto has aprendido?

Definitivamente nuestros planes no fueron lo que esperábamos. Sin embargo, de toda experiencia aparentemente negativa, vienen unos aprendizajes invaluables que te llevarás contigo toda la vida. Y antes de que nos digas que estamos siendo muy positivos, ¡déjanos convencerte! Seguro al final de este blog lo habremos logrado. 

Nos reencontramos con nosotros mismos

Estar en casa encerrados 24/7 nos dejó bastante tiempo para replantearnos qué era lo que verdaderamente queríamos hacer. No estamos diciendo que no hubiera trabajo, porque en muchas ocasiones hubo más del acostumbrado, pero por lo menos ya no había salidas sociales que nos distrajeran de esos deseos internos. 

¿Cuántos libros leíste en este tiempo y hace cuánto que no lo hacías? ¿Cuántas series y películas viste después de mucho tiempo de haberlas querido ver? ¿Desarrollaste tus habilidades como escritor, pintor o músico? ¿Empezaste a hacer ejercicio por primera vez? ¿Aprendiste a cocinar? 

El tener tiempo en casa nos dio la oportunidad de reencontrarnos con los pasatiempos e intereses que quizás no priorizamos desde que éramos unos niños. Y seguro te diste cuenta de lo mucho que te gustaba hacer esas actividades. Ahora, ¿cómo vas a mantenerlas una vez que regresemos a la “normalidad”? 

Nos pudimos organizar 

Cancelar los planes que teníamos durante, por lo menos, 6 meses fue algo devastador, seguramente. Pero nos dio la oportunidad de volverlos a poner en una lista, priorizarlos y planear una ejecución mucho más organizada. 

¿En realidad es necesario hacer todos esos viajes o puedo elegir uno y guardar ese dinero? ¿Necesito un auto nuevo si invierto en un proyecto con buena educación? ¿Por qué no he priorizado la contratación de mi seguro de gastos médicos, qué voy a hacer si contraigo el virus? ¿Tengo ahorros que me puedan ayudar en caso de perder mi trabajo?

Parecen preguntas que nos hacemos todos los días, ¿pero sí las hacemos? Al menos gracias a esta situación, tuvimos que encontrar la respuesta de manera rápida para prepararnos ante lo que estamos viviendo y ante lo que viene. Nos ayudó a poner las cosas en perspectiva y, por ende, a organizar mejor nuestros planes. 

Nos dimos cuenta de nuestros verdaderos deseos 

Por último, algo muy valioso que aprendimos es qué es lo que más nos importa, qué es lo que más nos hace disfrutar la vida y qué es lo que más amamos hacer (y con quién). La vida se había vuelto tan cotidiana y rutinaria que las pequeñas salidas, visitas y acciones se volvieron corrientes. Y ahora que no había manera de hacerlas, fue cuando las empezamos a apreciar. 

Salir a comer un helado con tu pareja, visitar a tu mamá los fines de semana, tomar unas cervezas con los compañeros de la oficina, caminar por los parques respirando el aire limpio, comer lo que sea en la calle, ir al cine cada semana… En fin, acciones que parecían aburridas o cotidianas ahora son nuestros anhelos. Además, personas que dábamos por sentado como parte de nuestra vida fueron separadas, al menos físicamente, de nosotros. ¡Y todo eso te ayudará a valorarlo cuando lo vuelvas a tener!

Así que sí, definitivamente fueron tiempos difíciles y extraños, nadie lo puede negar. Pero aprendamos de las cosas positivas que vivimos en estos días inusuales y aprendamos a seguir conectando con nosotros incluso cuando se nos permite conectar con el resto del mundo. 

¡Ánimo!

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